martes, 1 de diciembre de 2015

Ciudadanía y derechos del trabajador


Desde que acudía a las aulas de la Universidad Hispalense, en las que distintos profesores y profesoras se afanaban por enseñarme las materias jurídicas, me he preguntado por las relaciones que se podían establecer entre las políticas de empleo y el Derecho del Trabajo. Aun siendo un fenómeno complejo y con múltiples facetas, la principal idea que extraje de esta relación fue que el fomento del empleo funcionaba como un caballo de Troya para el Derecho del Trabajo: como una dimensión más, se integraba en su interior para, desde esa posición privilegiada, derrumbar sus murallas y fortalezas, dejando tras su paso un terreno yermo, sin nada que lo distinguiera de otras disciplinas jurídicas. 


Troya, de zs en Flickr CC 

Desde entonces he reflexionado sobre aquella apreciación inicial. Tras distintos acercamientos al Derecho del Empleo, le he dado la oportunidad de demostrar sus bondades y, sobre todo, su capacidad para fortalecer nuestra disciplina, sin que esto haya ocurrido. Los años transcurridos, muy a mi pesar, han ido confirmando aquella idea primigenia, especialmente porque las políticas de empleo en nuestro país, cuando tienen por objeto incidir en la regulación de las condiciones de trabajo, insisten reiteradamente en flexibilizar la salida del mercado trabajo (esencialmente, las causas y la indemnización por despido), y ello, además de no traducirse en creación de empleo estable y de calidad, debilita ostensiblemente las garantías y los derechos que protegen al trabajador ya empleado. No obstante, a pesar de estos resultados, el Derecho del Trabajo continúa asediado y cuestionado por un discurso que demanda su transformación desde distintas perspectivas: desde el ámbito interno, con objeto de acabar o reducir la dualidad del mercado de trabajo; desde el ámbito externo, con la demanda de fomentar el acceso al mercado de trabajo de las personas desempleadas y, con ello, al estatus de trabajador. 

domingo, 15 de noviembre de 2015

Ante las grandes transformaciones del trabajo, formación y colaboración

Hace varios días que llegué de Bérgamo, de un Congreso Internacional en que se han discutido las Grandes Transformaciones del Derecho del Trabajo por los integrantes más jóvenes de la doctrina científica. Ha sido un placer compartir las distintas perspectivas con todos ellos, especialmente para aquellos que ya no somos tan jóvenes y que vemos en cada rostro, sonrisa y duda un atisbo para la construcción de un ordenamiento más justo, más jurídico. El encuentro me ha hecho reflexionar sobre una decisión que llevaba meses barruntando y que era reticente a tomar: compartir gran parte de mis reflexiones sobre el derecho laboral. Ciertamente no las considero de excesivo interés pero, como han advertido en reiteradas ocasiones personas a las que admiro, dichas reflexiones se estructuran con dinero público, por lo que sería más que obligado ponerlas al servicio de la sociedad, más que nada porque así se construye el conocimiento: de forma colectiva y compartiendo reflexiones individuales.


Bergamo, Italia de José A. en Flickr CC 
Existe otra razón de peso que me ha llevado a adoptar esta decisión: las grandes transformaciones que hemos analizado en Bérgamo, desde distintas culturas, sistemas jurídicos y lenguas, han evidenciado, en todos los supuestos, la lentitud del ordenamiento para dar respuesta a las demandas y problemas sociales que afectan a los ciudadanos y, con ella, la necesidad que tiene la doctrina científica de contar con jóvenes juristas, sociólogos, economistas, filósofos, etc., mucho más cercanos y, en cierto sentido, conscientes de estas grandes transformaciones; la responsabilidad de escuchar sus opiniones, alentarlos y capacitarlos para buscar soluciones coherentes en el marco de nuestros respectivos ordenamientos; y, por último, la obligación de explicar a la sociedad su responsabilidad a la hora de conservar el patrimonio jurídico construido y evitar su destrucción por parte de posiciones puramente ideológicas. Y es que escuchando las ponencias de estos jóvenes te asalta la frustración, porque mientras ellos ponen de manifiesto estas transformaciones, tú adquieres consciencia de que el Derecho, en ocasiones, no solo vuelve la espalda a estas grandes cuestiones, sino que incluso puede retroceder en la regulación e interpretación de instituciones básicas y fundamentales para construir las nuevas soluciones que se requieren, y ello porque con demasiada frecuencia el acervo jurídico se ve sacudido por factores económicos y políticos que le alejan de criterios de aquella naturaleza.